De concierto en Bolivia

Ciudad del Alto, Bolivia, quizás no es tan recordado el nombre de esta ciudad pero, quienes han llegado a Bolivia,  aquí aterrizaron y empezaron a descender hasta la  ciudad de la  Paz, que es donde generalmente se llega, se hospeda se participa de actividades varias. Majestuosos paisajes se combinan aquí, la ciudad moderna, con sus deficiencias, como todas las demás ciudades del mundo, donde hay  diferentes posiciones económicas  que nos dan o nos quitan privilegios. Muy cerca la gran ciudad, y en la distancia no tan lejana,  se observan las montañas andinas cubiertas en algunos lugares de nieve y que seguramente será lugar de habitad del  famoso cóndor, el ave carroñera más grande del mundo, insignia de  Suramérica.

Ha pasado tanto tiempo que ya he olvidado algunos nombres de lugares que he recorrido pero, recuerdo con mucha claridad cómo eran los sitios, su  gente y  lo que  allí sucedía.  Recordemos.
Es día domingo en Ciudad del alto, con un frío seco que quema la piel y provoca mucha sed, y se sufre del famoso soroche, o mal de altura, es en un barrio popular, al que llegamos, mientras visitábamos algunas comunidades en busca de un lugar adecuado para hacer una proyección audiovisual gratuita para gente , que también merecen  conocer  la otra verdad de los pueblos indígenas-originarios, que hoy día los medios masivos de desinformación desconocen y ocultan a su antojo. Llegamos a un lugar que  parece un desierto, hay casas de barro, con patios grandes limitados por montículos de piedra y barro, muchos niños  corren  atrás de la “movilidad” como se le llama a los autos en esta parte del paneta. Después de un par de llamadas realizadas por el Willy, nos detenemos  y reunimos con varios líderes que nos dan un cálido y fuerte abrazo y sin  habernos visto nunca antes nos llaman hermanos, y nos dicen “Bienvenidos a casa”, como quien recibe a su hijo prodigo. La mala imagen que se alcanza uno a formar desde el vehículo en que vamos mirando, se acaba totalmente con la calidez, sencillez, humildad y grandeza de quienes nos reciben y de inmediato nos hacen una gira por los sitios culturales, emblemáticos de la lucha por la igualdad social de sus comunidades; Un viejo teatro, una emisora de radio, una tienda comunitaria, la plaza de mercado y muchas cosas más que brotan de sus corazones. 
Después de unos eternos pero, agradables  minutos de caminata por caminos y calles de ciudad del Alto,  En compañía de gente, bien gente, Willy y Abel de Bolivia, Damián de  México, Marcelo de  Ecuador, Petrona de Guatemala, y yo desde Colombia, logramos establecer el lugar, y la hora  para el día lunes siguiente, hacer la proyección audiovisual y hablar con la gente de Ciudad del Alto, sobe sus realidades y las realidades nuestras, porque cada país tiene su propia problemática, o tal vez es la misma, el maldito sistema en que vivimos que aplasta y acaba con la cultura, con la vida misma de los pueblos que se resisten a desaparecer  y que para ello nos toca re-aprender cosas, estrategias y mirar nuevas posibilidades de lucha, como  lo es el uso de las herramientas de la tecnologías de la información y la comunicación entre otras tantas. Bueno, pero, antes de marcharnos fuimos invitados a compartir un rato con una serie de actividades culturales preparadas para este día especial de marzo allí disfrutamos de; Presentaciones de danzas  y cantos tradicionales, tomar chicha y cerveza artesanal, comidas y más muchas cosas más que se pueden apreciar en ese momento.
Al final  se baja un telón negro, suena instrumentos, entre andinos y  algunos modernos como la guitarra eléctrica. Se sube el telón  y a mala hora, o tal vez estaba concebido así por los organizadores o por los dioses andinos, o la misma pacha mama, para que apreciáramos el corre corre del inicio de un gran concierto.  Al subir el telón negro, que aumentaba un poco más la intriga de saber qué es lo que se prepara. Se ve correr a un chico  de unos 20 años tal vez, con un par de palillos de esos con los que se toca la batería, este se enreda con un cable y cae de cabeza sobre la batería produciendo un gran estruendo, y a la vez se escucha a la gente gritar algo así como un ahhh pobrecito. Luego de que el músico se repone de la caída, suena una guitarra eléctrica y se escucha un flick back, ensordecedor que hace que se escuche otro coro extraño entre descontento y risa.  Hay gestos varios en los integrantes del grupo, que está conformado por jóvenes de melena larga, gafas  y trajes en su mayoría oscuros y con incrustación de taches y cosas metálicas y varias partes. Se ve la batería antes estropeada,  guitarras eléctricas, organetas y un par de chicas en vestidos cortos muy cortos, sonríen con una mano en la cabeza y otra sobre su cintura esperan a que suene la música, se vuelve  un tanto desesperante los 2 o 3 minutos de espera eterna.  De un momento a otro se escucha una voz que retumba en el lugar, diciendo bienvenidos al gran concierto final y con ustedes el grupo…  suenan los instrumentos y  miro,  seguramente con cara de asombro a los demás compañeros de andanzas, porque de inmediato me dicen a gritos… ¿Qué paso manito, no le gusta esta música…?  Me gusta dije, pero no era lo que esperaba escuchar al iniciar el concierto. 
Como parte de las estrategias para sobrevivir culturalmente y hacer presencia con todas las comunidades, a la vez que con todas las nuevas tendencias musicales, en medio de tanta modernidad, los chicos, que eran argentinos combinaron; Los vestidos   y parte de la instrumentación moderna del rock and roll, la metálica, más otros ritmos norteamericanos y europeos, con los ritmos latinos, como la cumbia colombiana, los corridos norteños, los sanjuanitos, sayas andinas  y  más influencias tradicionales,  creando algo así como la tecno cumbia, y aquí se inicia otra historia de vida alrededor de la música y las bebidas tradicionales y modernas que seguramente en otro espacio JOGONIANDO, les podre contar.

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17 agosto, 2014