VIRUS REFLEXIÓN

Seguimos recorriendo el mundo andino, la cultura viva, que como siempre no es físicamente papable, entonces podemos recorrerla, analizarla, pensarla y aprender de ella sin ir muy lejos, aprovechando que estamos de cuarentena para evitar una contaminación masiva  y muerte lenta de la humanidad.

Y es que a través de todos los tiempos los diferentes libros históricos, nos han mostrado como el desapego por el cuidado propio ha conllevado a la humanidad a estos duros episodios de dolor, sufrimiento, y muertes,  con pestes y desastres naturales, como la única forma de control social que nos toca aceptar sin culpar a nadie, donde finalmente se repiensa la vida,  la convivencia con los demás y con la madre naturaleza y después de  pasar ese mal momento se ha logrado superar y salir adelante. 

Generalmente después de esos hechos duros  para el espíritu y la mente humana, siempre se han logrado grandes cambios que han llevado a mejorar muchísimas cosas, nos han dejado en el supuesto progreso.

La Primera Guerra Mundial fue un conflicto que ocasionó grandes cambios en el orden geopolítico mundial y propició el diseño de nuevas fronteras y formas de gobernar, además de la introducción de nuevas tecnologías e importantes cambios en el rol de la mujer. Además de dejar más de 20 millones de fallecidos, esta guerra provocó cambios en la cartografía, política e incluso en la ciencia.

Para la segunda guerra mundial surgió, la computadora y grandes avances aplicados a la guerra fueron utilizados para fortalecer tecnologías de uso diario y la llegada del hombre a la luna, claro de cada episodio de guerra queda el recuerdo de la sangre, el sufrimiento, la injusticia y los dolores en el alma, de quienes la vivieron en carne propia.

Y así a medida que nos vamos yendo hacia atrás en la historia del humanidad vamos encontrando que el surgimiento de grandes épocas del hombre fue exactamente después  de grandes catástrofes, muertes y sufrimiento. Fue así como fueron surgiendo medicinas, aparatos mecánicos, avances científicos y al final todas las comodidades con las que hoy día contamos.

Así que de acuerdo a esa historia podemos darnos  una voz de aliento,  porque seguramente si vamos a salir adelanté en este momento difícil para todos, donde queda demostrado que la plata, la tecnología, los lujos y una gran cantidad cosas que creemos son de suma importancia para nuestras vidas, en realidad se quedan  sin valor alguno. Lo que realmente es importante son las cosas no físicas; Como una buena salud, una buena compañía, la unión de familias, vecinos y sociedad en general. 

En medio de todo esto, debemos mirar que esta es una buena oportunidad para ver como las tecnologías no nos pueden consumir la vida junto con un virus, fruto de la ambición mal intencionada de quienes poseen el poder, y que en medio de todo esto, hay una oportunidad para retomar otros buenos caminos y reconstruir un mundo posible al alcance de todos, donde haya más justicia, más equidad y la tranquilidad se vea reflejada no solamente en la marca de un carro un celular, un computador o cualquier objeto vano que a la hora de dar la pelea con la muerte quedan por completo anulados.

 Es tiempo de volver a jugar, volver a ser buenos hijos, buenos padres, buenos nietos, es hora de volver a ser niños y rodearnos de grandes cosas, sin que nos cueste mucho hay que darlo todo a la familia, al mundo a nosotros mismos.

Debemos recordar que  solo tenemos un solo sitio seguro donde ir, donde van a apara nuestros orgullos, apariencias, nuestras vanidad y afán . Al final todo queda en nada cuando la muerte nos llame y nuestro cuerpo repose en un cementerio.

Es el momento de que aprovechemos para ver buen cine en casa, en familia. Vamos a hacer unas deliciosas crispetas.  Vamos a la cama sin comer mucho, solo una agua panela caliente con limón basta para estar juntos y felices. 

Es hora de volver un poco  al pasado y contar cuentos, recordar historias, reír de nuestra propia vida, porque la muerte suele ser un poco más dolorosa.

Podemos dialogar un poco más entre padres e hijos y darnos cuenta que ese abuelo que está en la esquina haciendo estorbo muchas veces, es un miembro de la familia y que gracias a él o ella, es que tenemos gran parte de lo que hoy nos da placer y tranquilidad.

 Creo que podemos cocinar mejor ese arroz que nunca hemos podido hacer con calma porque este mundo moderno nos robó el tiempo y la oportunidad de aprender a realizar cosas tan aparentemente simples y que nunca hicimos.

 Limpiemos entre todos la casa, juguemos,  parqués, solitario, ajedrez, triqui, apaguemos el tv, la computadora el celular y desocupemos esa lujosa sala, que a veces es más intocable que el respeto por los demás y juguemos  rayuela, al cuadro, trompos, es que aún nos queda tiempo, aun la vida misma nos alcanza. 

Que un simple virus no nos  vuelva locos, que sea una excusa para ser felices y volver a nuestras raíces, que es lo que realmente somos, sin tanta apariencia, arrogancia vana que nos ahoga y nos mata.

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21 marzo, 2020